Harto de que la gente descolgara la manguera e insultara al viento al comprobar que no salía
ni una gota de combustible, el mismo surtidor se encarga ahora de aclarar a los clientes:
No hay. ¿Qué es lo que no hay? Nada. Ni ganas de trabajar, vea usted.
Rosario del Tala
(Entre Ríos, Argentina)
Marzo de 2007
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